domingo, 22 de mayo de 2011

Se despierta la ciudad (sobre la obra graVerdad)


“…. sale el mundo a trabajar, ya comienzan a sonar, las sirenas del portal”… al son de Vicentico se ve un bus con los pasajeros bamboleándose, cual bulto mal amarrado, por la poca delicadeza del chofer que, obviamente, intenta ganar a todos los semáforos.  -En la esquina maestrito-, grita la doñita, todos agazapados de donde pueden aguantan el brusco freno”... Este relato es parte del cuadro llamado “Se despierta la ciudad”, de la obra de danza contemporánea “graVerdad”, y es el que más risas y empatía despierta durante los 20 minutos de puesta en escena. Probablemente su éxito radique en la manera un  tanto exagerada en la que nos muestra nuestro recorrido diario en “micro”. Quién no se ha encontrado alguna vez surcando por medio de bultos, carteras, bolsas, mochilas y muchos cuerpos para poder bajar en la esquina, o en la puerta de su casa, mientras algunos impasibles están leyendo el periódico o escuchando música. Quién no ha visto como brota de manera casi surrealista la basura de las ventanas sin importar a donde o a quien le caiga.
La danza contemporánea, para Atempo Danza, se desarrolla entre la herencia de la técnica corporal y lo efímero de la improvisación dancística, es un péndulo que oscila entre la disciplina, la destreza corporal, el poder de lo abstracto y la expresión. De forma individual y/o colectiva permite crear y recrear, su búsqueda escénica rompe con limitaciones técnicas y de producción, tema recurrente en nuestro medio, pero también permite experimentar con varias otras expresiones artísticas alimentándose de, por ejemplo, el teatro, la literatura, la pintura, el video, etc. La discusión comienza cuando se habla  de arte y el compromiso con su entorno, ya que despierta innumerables pasiones que en danza se ven reflejadas cuando se habla de la importancia de la técnica y del contenido del movimiento. Este artículo no pretende ir por ningún extremo ni mucho menos definir tan interesante discusión, sólo quiere contar brevemente como los derechos humanos y la participación de los jóvenes en democracia fue el pretexto perfecto para reunir a un grupo interesado en hacer danza contemporánea.
Todo comenzó cuando Patricia Sejas (Co-directora, coreógrafa, profesora y bailarina de la compañía de danza contemporánea ATEMPO DANZA) fue invitada a continuar su trabajo en el proyecto LanzArte e invitó a participar a cinco jóvenes del colegio Buenas Nuevas, tres de los talleres Atempo Danza y tres de la compañia Vidanza. El proyecto LanzArte tiene como objetivo abrir espacios de participación ciudadana a través del arte. Actualmente, se lleva adelante en distintos departamentos de Bolivia a través de actividades artísticas como el teatro, Cochabamba es la excepción porque hace danza contemporánea, y Cine Club con el financiamiento de Ayuda Obrera Suiza (AOS) con el apoyo de integrArte.
El proceso de conformación de este grupo de jóvenes inició con sesiones de danza contemporánea y diversas conversaciones sobre el “vivir” los Derechos Humanos que motivaron el inicio de la creación colectiva. El gran desafío fue abrir un espacio para conocerse, escucharse, dialogar, discutir pero sobre todo consensuar e ir creando en medio de experiencias muy diferentes, ensayando y experimentando según el aporte de cada integrante, de hecho, probaron distintos finales en las 12 presentaciones realizadas hasta el momento.
De esta manera, se fue conformando una propuesta que plantea pensar los cuerpos en movimiento entendidos como construcciones sociales políticas y culturales, resultado de las cotidianeidades que a cada uno le toca vivir. La obra está dividida en cuadros que nos transportan a distintas situaciones que probablemente no tienen relación una con la otra, pero que representan lo que somos y hacemos como seres únicos que a la vez formamos parte de una colectividad, entonces se entrecruzan las dimensiones individuales y sociales enriqueciendo y dando diferentes matices a la puesta en escena.
El grupo se encuentra satisfecho por llegar a los jóvenes de una manera diferente, no convencional ni discursiva. La experiencia con el público ha sido enriquecedora, afirman los integrantes después de haber rotado la obra por distintos municipios de Cochabamba, presentándola principalmente a  jóvenes de secundaría y universitarios. Una de las mejores anécdotas fue en su visita a Santivañez, donde casi nadie entendió el cuadro “se despierta la ciudad”,  y más bien fue de rotundo éxito del cuadro “cultura de paz”, que muestra la violencia de las pandillas, por el simple hecho que en el lugar los jóvenes llegan a su colegio caminando o en bicicleta.
El grupo afirma que está experiencia ha cambiado su forma de ver la vida, si bien no ha definido ninguna de las discusiones sobre el arte y su compromiso, estos jóvenes han encontrado en la danza un espacio de creación que les permite experimentar y seguir con su búsqueda, haciendo lo que les gusta.

Artículo escrito por Ida Peñaranda, publicado en la revista cultural RAMONA 

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